Si te gusta consentir la piel de tu rostro con remedios caseros, te recomendamos usar aplicadores para mascarillas caseras y removedores suaves.
Aunque algunas personas usan sus manos limpias para dar masaje a su piel (lo cual es bueno para sentir las diferentes texturas de las mascarillas), utilizar aplicadores tiene sus ventajas. Por ejemplo:
- Tus mascarillas se aplican de manera más uniforme a lo largo de tu piel y cuello.
- Evitan la contaminación por bacterias.
- Te facilitan la aplicación y manipulación de otros objetos, en el caso de que tengas que abrir la llave del agua o alcanzar una toalla limpia.
APLICADORES PARA MASCARILLAS CASERAS
![aplicadores para mascarillas para la cara](https://i0.wp.com/creatubelleza.com/wp-content/uploads/2018/10/aplicadores-para-mascarillas-para-la-cara.jpg?resize=600%2C449)
- Brochas para la cara, éstas pueden ser redondas, en forma de abanico, o como las prefieras, siempre y cuando sean suaves.
- Espátulas o utensilios similares (como por ejemplo los que se utilizan para aplicar cera depiladora), que sean de punta roma (redonda) para una aplicación uniforme de tus preparaciones.
PARA REMOVER TUS MASCARILLAS
![Aplicadores de mascarillas caseras para el rostro](https://i0.wp.com/creatubelleza.com/wp-content/uploads/2018/10/aplicadores-para-mascarillas-para-el-rostro.jpg?resize=522%2C600)
Tu piel después de un tratamiento quedará muy frágil, flexible y delicada, por lo cual, remueve tus mascarillas (especialmente las que se endurecen) con:
- Esponjas suaves, paños de algodón húmedos (no toallas faciales desechables, ya que éstas contienen celulosa).
- Paños de algodón que pueden ser creados por ti: corta piezas no grandes de alguna prenda de algodón que ya no utilices, de este modo reciclarás la prenda y la tela estará lo suficientemente suave debido al uso.
- Toallas de manos pequeñas. Enjuágalas después de usarlas y tenlas listas para tus siguientes limpiezas.
Antes de quitar (remover) tu tratamiento, pon agua tibia en tu rostro y con una esponja o paño mojado remueve el producto limpiando suavemente tu rostro, sin restregar ni frotar. Retira poco a poco y finalmente enjuaga sólo con agua tibia. Mírate al espejo y siente el apapacho y amor que tú has creado para tu piel.
Ahora disfruta de tu tratamiento casero, como todo lo bueno que creas para ti. ¡Hasta la próxima creación!